Con el rápido desarrollo de Internet en los últimos años, no podemos evitar preguntarnos cuál es la diferencia entre una IP pública y una IP residencial doméstica. ¿Qué papel desempeñan ambas en nuestro uso diario de Internet? Desvelemos juntos este misterio.

I. IP pública: la ventana al mundo

Una IP pública, como su nombre indica, es una dirección IP que puede conectarse a Internet. Es vital para los dispositivos que pueden comunicarse a través de Internet. Para tener una IP pública, normalmente hay que solicitarla al proveedor de servicios de Internet para poder comunicarse con otras IP públicas de todo el mundo.

¿Cuáles son las características de las IP públicas? En primer lugar, las IP públicas son únicas a nivel mundial, igual que cada uno de nosotros tiene su propio DNI único. En segundo lugar, una IP pública puede acceder directamente a otros dispositivos en Internet, lo que equivale a tener una ventana al mundo. Por ejemplo, cuando utilizas tu teléfono móvil para acceder a Internet, puede que te venga a la mente la palabra "Ethernet0/0". Esta es la interfaz que configuramos en el router, lo que permite a los teléfonos móviles comunicarse directamente con otros dispositivos a través de la IP pública.

Además de poder conectarnos a Internet, la IP pública puede proporcionarnos más servicios. Por ejemplo, podemos poner algunos recursos en nuestros propios dispositivos y compartirlos con otros a través de la IP pública. De este modo, aunque estés en el fin del mundo, puedes acceder a tu propio dispositivo a distancia y disfrutar de la comodidad de tu hogar.

II. IP residencial familiar: LAN pequeñas y bonitas

Una IP residencial doméstica, es una dirección IP que se utiliza para gestionar y localizar dispositivos en una red doméstica. Se diferencia de una IP pública en que una IP residencial doméstica se asigna dentro de la red doméstica para la comunicación y el acceso internos.

¿Cuáles son las características de una IP residencial doméstica? En primer lugar, las IP domésticas suelen pertenecer a un rango de direcciones IP privadas, como la común 192.168.0.1. Esto está diseñado para permitir la asignación de direcciones dentro de una red doméstica, de modo que otros dispositivos de Internet no puedan acceder directamente a los dispositivos de la red doméstica. En segundo lugar, las IPs domésticas son reutilizables, lo que significa que la misma IP doméstica puede ser utilizada en diferentes redes domésticas. esto es como tener múltiples casas en un edificio, donde el número de puerta de cada casa puede ser la habitación 101 sin conflicto.

La relación entre una IP residencial doméstica y una IP pública es similar a la relación entre una célula y una ciudad. Mientras que un barrio es cerrado y sólo las personas que viven en él pueden acceder a los demás, considerando el barrio como una IP residencial doméstica, la ciudad es abierta y puede comunicarse con ciudades de todo el mundo.

III. Técnicas NAT para IP públicas e IP residenciales domésticas

Aunque existe una diferencia funcional entre las IP públicas y las IP domésticas, hay una conexión mágica entre ellas: la tecnología NAT. IP doméstica pueda comunicarse con otros dispositivos en Internet.

¿Cómo funciona la tecnología NAT? Podemos ilustrarlo con un ejemplo sencillo. Supongamos que quieres activar un servidor web en tu casa para que los usuarios externos puedan acceder a un determinado servicio en ella. NAT asigna las peticiones de los usuarios externos a la IP residencial y se comunica con ellos a través de la IP pública. De esta forma, los usuarios externos pueden acceder a los servicios de tu casa como si estuvieran accediendo a un servidor en la IP pública.

La tecnología NAT nos proporciona mucha comodidad y también aumenta la seguridad de la red. No tienes que preocuparte de que usuarios externos accedan directamente a los dispositivos de tu IP residencial, sino a través de la IP pública. Es como tener un señor portero en nuestra casa que sólo permite el acceso a aquellos que tienen un pase legal.

IV. ¿Cómo obtener la IP pública?

No es tan fácil conseguir una IP pública ya que se trata de un recurso único en el mundo. Normalmente, obtenemos una IP pública solicitándola a un proveedor de servicios de Internet (ISP), que te asignará una IP pública para conectarte a Internet según tus necesidades.

Por supuesto, aparte de solicitarla a través de tu ISP, también puedes probar otras formas de conseguir una IP pública. Por ejemplo, puedes utilizar algunos medios técnicos, como usar un servidor proxy, para conseguir una IP pública en otras regiones. O también puedes optar por comprar un servidor en la nube, que normalmente tiene su propia IP pública, y puedes acceder a Internet a través del servidor en la nube.

Resumen:

Las IP públicas y las IP residenciales domésticas son funcionalmente diferentes, pero ambas son actores importantes en el mundo de Internet. La IP pública conecta el mundo y nos permite disfrutar de la comodidad de Internet, mientras que la IP residencial nos identifica en nuestra red doméstica, que proporciona una pequeña y bonita red de área local para nuestros hogares.

En nuestro uso diario de Internet, puede que no nos demos cuenta de la diferencia entre una IP pública y una IP residencial doméstica, pero tranquilamente nos proporcionan comodidad y seguridad. Tanto si se trata de una IP pública como de una IP doméstica, ambas son parte integrante de la era de Internet. Disfrutemos de la comodidad de este mundo digital con gratitud.